Devoción Matutina en español
December 22, 2016
La experiencia de Enoc puede ser nuestra
“Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos”. Hebreos 2:11.
De Enoc se ha escrito que vivió sesenta y cinco años y engendró un hijo. Luego, caminó con Dios por trescientos años. En el transcurso de estos primeros años, Enoc amó y temió a Dios y guardó sus mandamientos... Pero después del nacimiento de su primer hijo, alcanzó una experiencia superior, estableció una relación más estrecha con Dios. Así comprendió más plenamente cuáles eran sus obligaciones y responsabilidades como hijo de Dios...
¡Qué bendición que hayamos tenido un Enoc!... A pesar de la corrupción que lo rodeaba, caminó con Dios, y su luz refulgió en medio de una era degenerada. Y si Enoc caminó con Dios en medio de la corrupción de esos días, ¿por qué los hombres y mujeres de nuestros días no podrían hacer lo mismo?
Muchos de nosotros sabemos algo de esta experiencia. Sabemos que en medio de la tristeza y la congoja nos sentimos débiles, pero también sabemos que Jesús está a nuestro lado, simpatiza con nosotros, y nos ayudará. Podemos mantener comunión con nuestro mejor Amigo, pues está a nuestro lado. No necesitamos ascender a los cielos para traerlo, él ya está aquí dispuesto a asistirnos.
Mientras transitamos por las calles con aquellos que no se interesan por Dios, por el cielo o por las cosas celestiales, podemos hablarles de Jesús. Tenemos algo más precioso que ellos donde fijar nuestros ojos: en Jesús. Él está con nosotros en medio de la oscuridad moral que reina en estos días. Podemos contarle las aflicciones de nuestra alma y de la maldad del mundo, y nada de esto nos apartará del camino. Podemos hablar con Jesús. Podemos hablar con Jesús como Enoc habló con Dios, y le contaba al Señor sus pruebas...
Enoc desarrolló un carácter recto y en consecuencia fue traspuesto al cielo sin ver la muerte. Cuando el Señor regrese por segunda vez, habrá algunos que serán traspuestos sin ver la muerte y deseamos saber si estaremos en ese grupo. Queremos saber si estaremos por completo del lado del Señor, siendo partícipes de la naturaleza divina, habiendo escapado a la corrupción que impera en el mundo por la concupiscencia, sin trazar nuestro trayecto en el que no tengamos que afrontar pruebas y dificultades, sino estableciendo una relación correcta con Dios y permitiendo que él se responsabilice de las consecuencias.
Enoc era una luz que brillaba en el mundo de sus días y ¡cuánto se difundió su luz! La luz que Enoc reflejó del Cielo era amplia y profunda y hubo quienes anduvieron en la luz, fueron benditos en dicha luz, murieron bajo esa luz, y tendrán parte en la primera resurrección.—Manuscrito 83, 1886.
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